Contratar y formar a empleados de manera eficiente y rentable es fundamental para el éxito a largo plazo de cualquier empresa. Es por eso que los contratos formativos se han convertido en una herramienta valiosa para las empresas que desean atraer talento y al mismo tiempo reducir costes.
En este post, desarrollaremos en detalle los beneficios que los contratos formativos pueden brindar a las compañías y cómo pueden mejorar la productividad y la retención de talento.
¿En qué consisten los contratos formativos?
Los contratos formativos son una modalidad de contrato laboral que tiene como objetivo principal la formación y capacitación de los trabajadores/as. Estos contratos permiten a las empresas incorporar y formar nuevos talentos, brindándoles la oportunidad de adquirir conocimientos y habilidades específicas para su desarrollo laboral.
Una de las características más destacadas de los contratos formativos es que combinan la formación teórica con la práctica laboral, lo que permite que estas personas trabajadoras puedan aplicar los conocimientos adquiridos de manera inmediata en un entorno real de trabajo.
Esta combinación de teoría y práctica resulta altamente beneficiosa tanto para los nuevos talentos como para las empresas.
Ventajas y beneficios de los contratos formativos
En primer lugar, permiten incorporar y formar a jóvenes talentos que están dispuestos a aprender y a desarrollar sus habilidades en el entorno laboral. Al invertir en la formación de estas personas trabajadoras, las empresas pueden adaptarse rápidamente a sus necesidades específicas y aprovechar su energía y entusiasmo para impulsar el crecimiento de la organización.
Además, los contratos formativos ofrecen a las empresas la oportunidad de un ahorro significativo de costes laborales. Permite el abono de un salario menor en comparación con empleados con experiencia, reduciendo los costes laborales. Asimismo, al asumir la responsabilidad de la formación, las empresas evitan tener que externalizar programas de capacitación costosos.
¿Qué tipo de contratos formativos existen?
La elección del contrato formativo adecuado dependerá tanto de las necesidades de la empresa como del perfil del candidato. Es importante evaluar cuidadosamente las habilidades y conocimientos que se requieren para el puesto, así como la disposición del candidato para aprender y crecer profesionalmente.
Existen varios tipos de contratos formativos, cada uno con sus características específicas:
Contrato de formación en alternancia
Este contrato está dirigido a personas que carezcan de la cualificación profesional reconocida por las titulaciones o certificados requeridos para concertar un contrato formativo para la obtención de la práctica profesional.
La persona trabajadora debe tener una edad de entre 16 y 30 años, no existiendo límite máximo de edad cuando el contrato se concierte con personas con discapacidad o con colectivos en situación de exclusión social.
Durante la vigencia del contrato, la persona trabajadora alterna la actividad laboral retribuida con los correspondientes procesos formativos en el ámbito de la formación profesional, los estudios universitarios o del Catálogo de especialidades formativas del sistema nacional de empleo.
Contrato para la adquisición de la práctica profesional
El contrato tendrá por objeto la obtención de la práctica profesional adecuada al nivel de estudios o de formación objeto del contrato, mediante la adquisición de las habilidades y capacidades necesarias para el desarrollo de la actividad laboral correspondiente al título obtenido por la persona trabajadora con carácter previo.
Dirigido a quienes estén en posesión de un título universitario o de grado medio o superior, especialista, máster profesional o certificado del sistema de formación profesional. Este título deberá haberse obtenido dentro de los tres años o los cinco años si se concierta con una persona con discapacidad, siguientes a la terminación de los correspondientes estudios.
Cómo gestionar los contratos formativos
Para tramitar los contratos formativos, es necesario cumplir con los requisitos establecidos en la normativa específica, tales como la duración mínima y máxima, salario y bonificaciones o ayudas, así como los programas de formación asociados.
Recomendamos asesorarse con profesionales especializados en legislación laboral como Atisa para garantizar que se cumplan todos los requisitos y trámites correspondientes.
Retención de talento y beneficios para los empleados
Los contratos formativos no solo benefician a las empresas, sino también a los propios empleados. Al aceptar un contrato formativo, los empleados tienen la oportunidad de adquirir nuevas habilidades y conocimientos que les serán útiles a lo largo de su carrera profesional.
Además, estos contratos les brindan la posibilidad de aprender de profesionales experimentados y de aplicar sus conocimientos en un entorno real de trabajo.
Para las empresas, retener el talento adquirido a través de los contratos formativos puede ser clave. Estos empleados ya están familiarizados con la cultura y los procesos de la empresa, lo que reduce la curva de aprendizaje y fomenta la continuidad en los proyectos.
Asimismo, al invertir en la formación de los empleados, las empresas demuestran su compromiso con su desarrollo profesional, lo que aumenta la motivación y la lealtad de los empleados.
Los contratos formativos son una herramienta estratégica para las empresas, ya que les permiten formar a nuevos empleados según sus necesidades específicas. Al mismo tiempo, ofrecen a los trabajadores la posibilidad de desarrollarse profesionalmente y acceder a oportunidades laborales más sólidas y prometedoras.
Es importante que tanto las empresas como los empleados conozcan y aprovechen estas modalidades contractuales para impulsar el crecimiento y el éxito tanto individual como corporativo. ¡Apuesta por la formación de talento!