A la hora de establecer una buena reputación en la empresa, es necesario conocer esta serie de variables de la reputación interna de una empresa.
Variables de la reputación interna de una empresa
1. La relación con los superiores inmediatos
Los líderes o jefes de grupo han de encarnar una serie de valores. Han de ser personas íntegras y coherentes, capaces de transmitir confianza, seguridad y apoyo a todo el grupo. Son catalizadores de la motivación, la implicación y la ilusión, además de ser humildes, tener capacidad para dialogar y ser capaces de delegar las tareas en los miembros del equipo.
2. Condiciones de trabajo y calidad laboral
La retribución que cobran los miembros de una organización por su trabajo o esfuerzo ha de ser satisfactoria, coherente con sus responsabilidades y funciones. Una buena calidad laboral favorece el compromiso de los empleados con el proyecto empresarial. Sin embargo, también son importantes variables como la flexibilidad que les permite mejorar su propia calidad de vida, la fijación de objetivos realistas, la claridad en la información y la disposición de los recursos para poder llevar a cabo las tareas que les han sido asignadas.
La autonomía refuerza la actitud responsable del trabajador y mejora su autoestima. Una compañía conseguirá alinear la cultura empresarial con el proyecto empresarial si la fuerza de trabajo está comprometida e implicada y, para ello, ha de sentirse satisfecha y plena.
3. La alta dirección
Los jefes o líderes son la referencia de una organización. Los actuales CEO han de tener una visión de futuro y capacidad de innovación para identificar las oportunidades de negocio que se les presenten. Son los primeros en transmitir una imagen adecuada de la empresa y el ejemplo a seguir por el resto del equipo. Es importante que sean buenos profesionales del sector en el que trabajan, pero, al mismo tiempo, han de ser personas cercanas, humildes y representar los valores positivos de la corporación.
4. Ética y profesionalidad
Es otra de las variables de la reputación interna de una empresa. Los valores éticos y profesionales incluyen la honradez de los trabajadores con los clientes, la transparencia en la información y la gestión, además de la eficacia, la seriedad, el respeto al medioambiente, el compromiso con el entorno y la sociedad y, en definitiva, toda una serie de acciones de responsabilidad social de la empresa. Acciones de responsabilidad social que contribuyen a la reputación interna y externa de la corporación.
5. Imagen de la organización
Los factores que determinan la creación de una imagen positiva para los empleados se centran en la disposición de una oferta de servicios y productos que sea de calidad, conseguir una rentabilidad, mantener un control de los gastos y el ofrecimiento de una buena relación entre la calidad y el precio. También es importante trabajar para ser innovadores, marcar tendencia y expandirse. A todo el mundo le gusta formar parte de una empresa que tenga éxito y futuro, refuerza el sentimiento de orgullo común.
6. Identificar el proyecto empresarial
La comunicación interna es fundamental para conseguir el alineamiento de los empleados, de la cultura de empresa con el proyecto empresarial. En una organización hay que priorizar los valores y las personas, disponer de los recursos para conseguir los objetivos planteados y conseguir que los valores del plan y de los empleados sean convergentes. Y, por supuesto, hay que poner en práctica la teoría.
Gestionar la reputación interna
La comunicación interna es clave para gestionar la reputación interna empresarial, ya que consigue fortalecer la cultura corporativa y permite que el proyecto sea asumido y compartido el público interno, capaz de trasladarlo al resto de stakeholders de la corporación.
En un escenario como el actual, es indispensable que las corporaciones creen planes transversales de comunicación interna. Proyectos que consigan alinear la cultura empresarial con el proyecto corporativo e implicar a todos los agentes relacionados con la compañía, a todos sus públicos. Hoy en día, hay que ser coherentes con lo que se dice y lo que se hace, no hay espacio para la discreción.
La confidencialidad no incluye las malas prácticas. La sociedad es consciente de cuáles son sus derechos y su poder. Los medios sociales, lejos de ser una amenaza, se presentan como una oportunidad para las organizaciones. Los valores han recuperado su protagonismo.