Las desvinculaciones son procesos complicados tanto para las personas trabajadoras que van a ser despedidas como para la empresa que ha tomado esta decisión. Saber manejar la situación es muy importante, ya que conviene respetar a la persona y no dañar en ningún momento su autoestima. Existen muchas formas de abordarla. Toma nota.
Las desvinculaciones laborales deben pasar por una preparación previa
Las desvinculaciones laborales no son unas decisiones que deban tomarse a la ligera. Lo primero que la empresa debe hacer es reflexionar sobre cómo va a impactar psicológica y socialmente en la persona trabajadora, además de la imagen de la propia compañía frente al resto de personas trabajadoras y clientes.
Durante años se ha podido comprobar que muchos directivos deciden no afrontar esta situación de despido y relegarla a otros departamentos, como el de recursos humanos. Sin duda, la participación de RR. HH. durante el proceso es clave, debido a su especialización en lo que se refiere al conocimiento burocrático y de los derechos de las personas trabajadoras, que necesitarán saber qué sucede después (retribuciones por desempleo, pagos pendientes, alternativas laborales, etc.).
¿Quién debe dar la noticia?
Lo correcto sería que el mismo directivo o responsable que ha tomado la decisión, sea la persona encargada de dar dicha noticia sobre la extinción de la relación laboral a la persona trabajadora. Es normal que se tema ese momento, pero existe un modo de prepararse para lograr que dicha noticia no impacte tan sorpresivamente.
¿Cómo debe ser el lugar en el que se da la noticia?
Debido a que la reacción de la persona puede resultar muy dispar, conviene que se realice en un despacho en una zona discreta del resto de compañeros y cerca de la salida, en caso de que necesite salir por encontrarse mal o estar solo/a durante un tiempo.
Se deben evitar interrupciones de terceros. Por ello, es importante evitar recibir llamadas por teléfono o que alguien entre en el despacho durante la reunión. Si se pretende preservar el respeto al individuo durante ese momento tan difícil, es preciso dedicar el tiempo completo a su atención. La recomendación es que no se exceda de media hora.
La comunicación clara, sin rodeos
La preparación ante la desvinculación es imprescindible. Esto significa que la persona encargada de la comunicación, debe medir en todo momento sus palabras y dejarse de rodeos. La mejor forma de que la persona trabajadora comience a asimilar la mala noticia, es comenzar el discurso relatando un asunto negativo a tratar.
Entre los aspectos principales a tener en cuenta está la gestión de emociones. La persona puede responder de diferentes maneras ante una noticia de este tipo. Desde expresar tristeza y conmoción, hasta enfadarse. Por todos estos motivos, la sinceridad debe ser una prioridad. Esta implica expresar con claridad los motivos del despido y sin dañar la autoestima de la persona, que ya, de por sí, está experimentando una situación complicada.
El respeto es una prioridad.
En el trato que tengas ante esta situación se irá gestando una imagen hacia el resto de personas trabajadoras. Es el mejor momento para mostrar los valores de la marca, los cuales servirán para futuras personas trabajadoras y su elección de trabajar en la empresa.
Da respuesta inmediata a las cuestiones que presente la persona trabajadora
Las dudas son muy habituales, la asimilación de un despido no es fácil. Tras él surge mucha incertidumbre, como sobre el futuro laboral y económico. Disponer de las repuestas adecuadas resulta relevante, ya que forman parte de esa cercanía que has de demostrar con el individuo.
El finiquito, la cuantía económica que supone la desvinculación, la posibilidad de ser recomendado a otras empresas, las prestaciones por desempleo e, incluso, si la decisión de despido es definitiva o se puede revertir de algún modo (no es lo mismo un despido disciplinario que uno objetivo o colectivo). A estas respuestas has de añadir algunas personales, como lo que deben decir a sus familiares y compañeros de trabajo. Tener preparadas estas cuestiones con antelación se convierte en algo crucial, dado que puede mitigar el estado de conmoción de la persona.
Evitar errores es fundamental
La planificación es una prioridad a fin de evitar errores en los que incurren muchas empresas y terminan por tener una mayor conflictividad judicial o incluso dañar la moralidad de la persona trabajadora desvinculada.
Fundamental haber realizado un análisis sobre los costes y riesgos que puede conllevar la desvinculación y tratar de tomar decisiones que las anulen o minimicen.
Saber responder al porqué del despido es fundamental. La persona trabajadora tiene derecho a saber qué ha llevado a la marca a tomar dicha decisión. Nunca se deberá informar de la desvinculación por medio de un correo electrónico o una llamada telefónica, sino que debe ser un proceso más personalizado.
¿Cómo abordar correctamente la desvinculación laboral?
La desvinculación laboral no traumática se puede abordar desde distintos prismas, entre los que pueden estar un acuerdo de salida voluntario o prejubilación, situaciones ambas en las que se firma un acuerdo sobre las distintas fases por las que pasará la persona trabajadora y que permite que continúe teniendo unos compromisos económicos y cotizaciones a la Seguridad Social por parte de la compañía hasta una edad pactada en la que se pueda acceder a la jubilación de manera anticipada u ordinaria.
Las desvinculaciones dicen mucho de los valores de una empresa de cara al equipo que la conforma y a los clientes, que buscan la mayor confianza en una marca. El respeto es fundamental a la hora de despedir a una persona trabajadora, así como la cercanía y la sinceridad, sin que se olvide la empatía.